Alabado el todavía que me sirve una canción. Alabado cada día alabado cada día de labor e ilustración.

domingo, 23 de agosto de 2009

Repercusiones del premio a Escuelas Solidarias que gano la Media 27 de Lomas de Zamora








Tamara Smerling




Aprender a ser solidarios
Un concurso del Ministerio de Educación impulsa proyectos de los colegios destinados a la comunidad. Los casos de Chubut y Salta.




“Ésta es una buena forma de premiar nuestro trabajo, los chicos están súper contentos y el dinero que ganamos nos permite mejorar el vivero y aportar nuevas herramientas a la tarea que nos encomendamos. El premio nos servirá para hacer una nueva forestación con 1.500 especies, en una zona que se incendió el año pasado”, dice, muy contenta, Sandra Ortiz, del otro lado del teléfono. Es la directora de la Escuela Provincial Nº 25 “Delia Medicci de Chayep”, en Villa Futalaufquen, en el Parque Nacional Los Alerces, en la provincia de Chubut. Se trata de una de las 110 escuelas que obtuvieron el premio Escuelas Solidarias 2009 que otorga cada dos años la Presidencia de la Nación y que forma parte del Programa Nacional de Educación Solidaria del Ministerio de Educación. “Nosotros vivimos rodeados de verde y ya estamos acostumbrados. Ahora, con el vivero, los chicos saben cuál es el proceso y cuánto tarda en crecer cada uno de esos árboles”, explica Ortiz.La creación del vivero en Los Alerces se les ocurrió después de un incendio en 2006 que arrasó con las especies más preciadas del lugar. Un guardaparques y un maestro de ciencias agrarias decidieron invitar a sus alumnos a meter las manos en la tierra para sembrar las especies nativas. Los docentes buscan que sus alumnos se prendan en la reforestación y la preservación de la flora local: “Nuestro proyecto radica en la construcción y en la gestión de un vivero con especies de la zona. Arrancó después del incendio de 2006 y se reforzó con el que ocurrió el año pasado. Los cincuenta alumnos de la escuela –desde los chicos de nivel inicial hasta los adolescentes de noveno año– se engancharon enseguida”, dice Ortiz, que reconoce la ayuda que significan los 10 mil pesos que se llevaron las tres escuelas que ganaron los primeros premios. Los siete colegios que ganaron el segundo puesto se alzaron con 7 mil y las 100 restantes recibirán 2 mil pesos por sus menciones de honor. Los premios fueron dados a conocer esta semana en el XII Seminario Internacional “Aprendizaje y Servicio Solidario”, que se realizó en la Facultad de Derecho de la UBA. “Los chicos salen a recolectar las semillas, luego las limpian, las estacionan en un lugar fresco durante unos meses. Recién a partir del segundo o tercer año, el árbol está listo para ser sembrado en suelo definitivo. En 10 o 15 años será una planta de metro y medio y tardará 60 años en crecer de manera definitiva, quizás algunos de estos alumnos puedan llegar a verlo cuando sean viejos”, se esperanza Ortiz.Rodrigo Arévalo tiene 17 y está en el tercer año de la Escuela Nº 27 “Héroes de Malvinas” de Lomas de Zamora. Dice que tienen cuatro proyectos en su escuela: uno sobre las calles y las veredas, otros sobre prevención del dengue y HIV. “Yo participé en todos los proyectos porque nacieron de las necesidades de la misma comunidad. Es un barrio demasiado humilde y las veredas por ejemplo eran un desastre. Si llovía no se podía caminar porque las calles también son de tierra. Por eso decidimos hacer algo y ahora estamos muy contentos con los resultados”. En Salta, otra de las escuelas que recibió su premio fue la Nº 4.485 de Coronel Juan Solá, una localidad ubicada a 400 kilómetros de la capital. Fue para la FM Educativa, que todo el pueblo de 4 mil habitantes puede escuchar en el 92.6 del dial. “Se trata de una experiencia de promoción de la lectura a través de una feria y una maratón local, donde la radio escolar se pone al servicio de las comunidades rurales de la zona, que se encuentran muy aisladas y les dona los libros que reúne en esos encuentros”, dice Rubén Antonio Ponce, que es el maestro que coordina el proyecto desde 2004 para 450 alumnos que van desde la sala de cuatro años hasta las aulas de séptimo. “Con el dinero que ganamos vamos a lograr comprar algunas computadoras, que era un sueño de los chicos, porque hasta ahora no teníamos ni una sola”, concluye.Más de 1,6 millones de chicos trabajan por los demásAdemás de las de Chubut, Buenos Aires y Salta, también hay escuelas que se dedican al relevamiento de los estudiantes celíacos en las escuelas públicas y a la producción de alimentos aptos para los comedores y los kioscos escolares (como la Ricardo Gutiérrez de Tandil), la construcción de cocinas solares para las familias rurales (el Instituto Provincial de Enseñanza Media Nº 23 de Unquillo, en Córdoba) o la recuperación del patrimonio histórico y cultural en un pueblo en riesgo de extinción (la Escuela Secundaria Nº 16 “Hipólito Vieytes” en Pueblo Liebig, Entre Ríos). El coordinador general del programa de Educación Solidaria, Sergio Rial, dice que este año se presentaron 3.800 instituciones educativas, de las cuales sólo recibieron premios 110: las 28 mejores fueron las que recibieron los honores. “El programa lleva doce años de trabajo y tenemos recopiladas más de 26.500 experiencias de educación solidaria. Este año sumamos 3.800 escuelas y descubrimos que existe un crecimiento en la cantidad y la calidad de las presentaciones de cada centro educativo. Estas experiencias se desarrollan en todo el país, tanto en las localidades pequeñas como las ciudades más grandes: se trata de 1,6 millón de alumnos que desarrollan actividades solidarias propuestas por sus centros de enseñanza”.





Premio / Se presentaron 3800 proyectos comunitarios
Escuelas que cambian a sus alumnos y a sus barrios



Agustina Lanusse


En 2002, Gustavo Paoli tenía 20 años, vivía en Fuerte Apache y con su "junta" -como él la llama- vagaba por la calle y se dedicaba a robar. Un día cayó preso por robo calificado. Y, según cuenta, la cárcel lo salvó. Comenzó a estudiar en el Escuela Media N° 5, de la Unidad Penitenciaria N° 38 de Olavarría, y se involucró en un proyecto de aprendizaje y servicio que recién empezaba: la confección de juguetes didácticos para jardines de infantes carenciados y material en Braille para las escuelas especiales.
"La mía es una escuela técnica. Por la mañana, estudio y, por la tarde, trabajo en el taller fabricando rompecabezas, loterías y juegos de memoria. El impacto más grande lo viví cuando salí por primera vez de la cárcel el año pasado y fui a un jardín de infantes para entregar los juguetes", contó a LA NACION.
"Los pibes estaban felices. Esas caritas no me las olvido más. Ahí dije basta. Tengo que dejar mi otra vida atrás. El sentirme útil para otros me dio fuerzas para seguir para adelante. Y la escuela me cambió la vida. Antes era un ignorante. Robaba porque la junta me llevaba. Ahora, sé que voy a laburar y ganarme la vida", comentó, sentado en las escalinatas de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.
Allí, se desarrolló esta semana el 12° Congreso de Aprendizaje y Servicio Solidario. Unos minutos después, Gustavo se subió nervioso al estrado para contar la experiencia. Su proyecto fue uno de los cuatro -de entre 3800- que ganaron este año el primer puesto del Premio Presidencial Escuelas Solidarias.
Los otros tres establecimientos fueron: la escuela media N° 27, de Lomas de Zamora, por el proyecto de diseño y entrega de carteles de señalización de calles y campañas de prevención del dengue y el sida; la escuela provincial N° 25 de Villa Futalaufquen, Chubut, por la confección de un vivero de especies nativas para reforestar la flora local, muy perjudicada por incendios, y la escuela N° 4485 de Coronel Juan Solá, Salta, por una radio al servicio de las comunidades rurales aisladas.
No son experiencias únicas. Según datos del Ministerio de Educación, en el país, hay 21.536 proyectos educativos solidarios en marcha.
Cada uno de los cuatro colegios recibirán como premio 10.000 pesos, que deben invertir para fortalecer sus proyectos. Se seleccionaron, además, seis segundos premios, cada uno de los cuales recibirá 7000 pesos. Hubo también menciones de honor por 4000 y por 2000 pesos cada una. Los premios se entregarán formalmente en octubre.
Todos los proyectos tienen en común una característica: los estudiantes aplican los conocimientos adquiridos en las aulas al servicio de las necesidades concretas de su comunidad.
Como dijo Nieves Tapia, asesora del Programa Nacional de Educación Solidaria, todos ganan. Los alumnos aprenden más y se vuelven más solidarios, y los barrios y vecinos se enriquecen con el aporte. "Estos programas permiten a los jóvenes desarrollar competencias comunicacionales, de iniciativa personal, de participación ciudadana y de formación en valores. No es poca cosa", agregó Tapia. Aprender con sentido
Tal es el caso, por ejemplo, de Rodrigo Arévalo, un joven de 17 años de la escuela técnica de Lomas de Zamora que obtuvo también el primer premio. Arévalo aseguró que involucrarse en el plan de repavimentación y señalización de calles de su barrio, y en la campaña de prevención del dengue, le hicieron darse cuenta de su liderazgo y su fuerza de voluntad. "Terminé el año pasado la secundaria y estoy cursando estudios terciarios. El proyecto me permitió verme en acción. Sé que soy rápido y eficaz trabajando; me siento seguro de mí mismo", señaló.
Dijo, además, que el plan les aportó sentido a sus días. "Antes era un pibe del montón; iba a la escuela y cuando volvía a casa prendía la tele. Ahora, no tengo tiempo. Tenemos mucho laburo si queremos erradicar el dengue. Mantener el barrio prolijo, cortar los pastizales con un machete, destapar las zanjas a pala para que el agua corra y no se estanque. Todo esto ayuda a prevenir la enfermedad y genera conciencia entre la gente", comentó.
Para él, como para tantos otros estudiantes que hablaron en el seminario, lo más valioso es lo que se recibe a cambio: el agradecimiento y la valoración de los vecinos, que empiezan a cambiar conductas y a mostrarse más cuidadosos. Por eso Rodrigo aseguró que, aunque en el futuro crezca económica y laboralmente, de su barrio no se va más. "Por más pobre que sea, es mío y lo quiero. Y me siento recomprometido", concluyó.
Una convocatoria que crece cada año
El Premio Presidencial Escuelas Solidarias se entrega desde 2001 cada dos años, alternando con la misma distinción en universidades. La cantidad de proyectos presentados crece en cada convocatoria: en 2007, fueron 3644 y este año superaron los 3800. Según Sergio Rial, coordinador del programa, desde 2001 han contabilizado 26.536 experiencias en todo el país, que involucran a más de 1.600.000 estudiantes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenas tardes, pertenezco a una escuela finalista de la ciudad de Rosario y desearía establecer contacto con la Media Nº 27 para expresarles nuestro admiración por el premio recibido. Conoce ud cómo podríamos realizar ese contacto vía web. Lo felicito , además por su compromiso por la educación. Excelente Blog!!!
Liliana
Lo invitamos a visitar nuestro blog:
www.escuelan61juangalolavalle.blospot.com

abramoslacancha.com