Alabado el todavía que me sirve una canción. Alabado cada día alabado cada día de labor e ilustración.

sábado, 21 de junio de 2008

mundo Favio


MUNDO FAVIO
Es pequeña
Tan pequeña como escasa.
La tenue lucecita tintinea en la noche calurosa de Santa Fe. Estrellita pobre, un familiar desposeído de la galaxia que se ofrece generosa, amplia, abarcadora, un familiar olvidado de la galaxia. Casi recién nacida, una bebe luz. Blanquito, pulido el haz luminoso que tose esa bombita de cuarenta Watts.
La bombita que esta frente a la casa ilumina un cartelito de chapa que reza “Carolita mía”; los grillos acompañan la música que viene desde adentro.
Se escucha, llegando, al Nano Serrat.
“es menuda, como un soplo… y tiene el pelo marrón le gusta volar bajito como un gorrión…”
El frente de la casita, orientada a la salida del sol, preparada para mirar el camino de los tíos de Mendoza en Guaymallen, no tiene puerta que esta al costado izquierdo, como la herida de Jesús. Al entrar solo se ve una ventana con cortinitas celestes recogidas como el pelo de una mujer en la labor diaria del quehacer domestico. Es una ventana que dividida en 20 cuadraditos de hierro pintados de verde y vidrio transparente espera al que llega, sea al sol por la mañana o al visitante. Hay algo mas hermoso que ver amanecer en el mar, es tomarse un matecito viendo desde esa ventanita, como el tren corta por la mitad a esa bomba naranja que trae luz y se come la cinta de rieles .
Las paredes de la casa, son blancas, pintadas de la cal pobre que embellece y dignifica, como el trabajo en la cocina sobre el hule de la mesa, brillan rebosantes de luz, tres limones, tan acariciables como un bebe recién nacido. Estan apoyados sobre un volante que dice letra de imprenta minúscula en color violeta: Vecino: un lobo ha llegado a la comarca y continua con algunas indicaciones tachadas al hacer la lista de compras en el almacén y la verdulería.
La mesa esta cubierta con un mantel de hule blanco con flores circulares, rosas, naranjas y celestes que simulan, claveles dispuestos en guarda.
El escribe descalzo, en camiseta y calzoncillo. Ella de espaldas cocina bañada en la camisa celeste que le dieron a el en el trabajo. Una sopa burbujea y ella o el, pronto le diran al otro que solo falta un ramito de perejil.
Ella, mientras tanto, abre la jaula y con una miga de pan en la boca invita a su pajarito a comer que picotea entusiasmado la masa blanca.
En el fondo del pasillo los vestigios del amor quedaron revueltos armoniosamente desordenados por el viento huracanado de la pasión en aquel edén de dos metros cuadrados.
En el pasillo hay un afiche de Juan Moreira, conseguido mediante una treta adolescente, años ya, en un cine de barrio. Sobre el estante de la biblioteca hay dos fotos, en luna se ve a Carlitos Monzón y Pagliaro con ruleros y en la otra Alcon personificando al diablo, en ambas se lee al costado “con afecto…” y la firma de alguien.
El necesita subrayar algo, piensa y mirando al póster de Evita y Perón en función de gala apoyados en la puerta de la cocina ,le pide a ella una reglita.
Ella dice que use la tarjeta de su billetera al abrirla el, descubre la foto carnét de un muchachito, aquel; no es el.
¿Quién es? Pregunta inquieto.
Ella le contesta “una ilusión, tan solo una ilusión y nada mas”, lo hace apoyando el sexo en el hombro de el y lo besa en la boca.
La sopa hierve, solo falta un poquito de perejil.
Cautivo continua durmiendo a los pies de una estufa de querosén y cuando Serrat termina, se oye a los lejos como salido de un altoparlante:
“Carlitos se va a Buenos Aires, a trabajar de artista.
Calitos se va a buenos Aries, a trabajar e Artista…”

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